Proverbios 3: 9-10 "Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo".
Muchos hombres y mujeres usan de manera pésima el dinero, pensando que siendo mezquinos y no gastando nada podrán retener más dinero… pensando que comprando lo mínimo y lo más económico van a retener más.
Sin embargo la sabiduría de Dios nos dice todo lo contrario… nos enseña una mentalidad de sobreabundancia. Dios es el dueño de todo el oro y las riquezas del mundo, y cuando seguimos estos consejos poseeremos a nuestro favor abundancia en extremo, se llenará nuestra casa y nuestros ingresos serán multiplicados… incluso estaremos bajo la protección de Dios para que no tengamos gastos y pérdidas innecesarias.
El principio básico de la prosperidad en el Reino de Dios siempre, siempre, siempre es dar, y dar con un corazón alegre honrando al Señor, el dueño de nuestras vidas, porque todas tus riquezas proceden de Dios. Cuando recibas tus ganancias, da ante todo de esas primicias al Señor, hónralo con tus diezmos y ofrendas para Su obra.
Cuando damos estamos declarando que no dependemos de nuestras ganancias, que nuestro amo es Dios. Nos declaramos dependientes de Él y no del dinero.
Nuestras dádivas para la obra del Señor es el sistema que Dios eligió emplear para propagar Su Palabra. Diezmar y ofrendar son actos de adoración a Dios, en los que ocurren grandes cosas. Al cumplir con estos principios, revelas tu corazón, y te pones en posición para recibir las bendiciones correspondientes a tu obediencia en estas áreas.
Esta promesa en Proverbios 3:9-10 no es solo que Dios nos sostendrá, sino que nuestras ganancias llegarán a rebosar, "a reventar". El principio de la riqueza no es mezquinar, es honrar a Dios para tener sobre abundancia.
Proverbios 3: 11 y 12 dice: "No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, Ni te fatigues de su corrección; Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere".
Hay cosas que las hemos aprendido mediante el sufrimiento, tenemos la tendencia a retener más algunas lecciones por medio de las experiencias que por medio de las enseñanzas teóricas. Muchas cosas que nos han pasado Dios las ha permitido para que aprendamos alguna lección. Hoy necesitamos confiar en Dios, entregar nuestras finanzas y dejar que Él las dirija. Despojémonos de la autosuficiencia económica y veremos el resultado de entregarnos completamente a Él.
Revisa hoy mismo tus cuentas… ¿Reconoces que TODO lo que posees ha venido de Él, y por Él? ¿Cuánto de lo que ingresa en tu casa termina, como ofrenda de agradecimiento, en manos del Señor? Que tu próxima visita a la casa del Señor revele la decisión que estás tomando al respecto. Y ¡por supuesto que no se trata de cantidad! sino de actitud…
Pra. Marina Feuershvenger