DEVOCIONAL DE HOY - Martes 1 de Setiembre
1 Tesalonicenses 4:3,7: “La voluntad de Dios es que sean santificados… Dios no nos llamó a la impureza sino a la santidad”
1 Corintios 6:11 “ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios”.
Josué 7: 6-10 “Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas…Y Jehová dijo a Josué: …Israel ha pecado…han quebrantado mi pacto que yo les mandé…han tomado del enemigo… han hurtado…han mentido…”
La palabra “Santidad” viene de “santificación”, que significa: “apartado, consagrado, dedicado, separado, purificado”. De los textos leídos podemos aprender que hay una santificación que viene por el Espíritu en nosotros, de manera que en Cristo hemos sido santificados, pero hay otra santificación que nosotros debemos buscar.
La santificación es una decisión de alguien que no quiere sufrir derrota ni pérdida en el desafío de ganar.
Al estudiar lo sucedido en la derrota de Josué y del pueblo de Israel en Hai, una ciudad más pequeña que Jericó pero donde operaban principados de ruina, miseria, derrota, muerte y destrucción, podemos aprender lo siguiente:
1) Debe haber un fuerte deseo personal de apartarse de todo tipo de pecado; no se puede confrontar el sistema operante sin antes haber sido liberado de él.
2) Santificación no se refiere solamente a la conducta sexual; en el caso de Hai se manifestaron conductas pecaminosas de robo hacia Dios y mentiras (falta de transparencia).
3) Cuando Dios pide diezmos y ofrendas es porque Dios desea guardar nuestros corazones de la codicia de lo material,
4) En Lucas 19:7-14 tenemos la historia de Zaqueo… y vemos que después que Zaqueo fue liberado del espíritu de robo, salvación llegó a esa casa y a toda la ciudad; por eso, la santidad con el dinero es vital para el avance en el Reino de Dios.
5) La palabra de revelación profética que Dios nos ha dado es superior a toda fuerza de maldad; por eso caminar en el poder de la santificación y la obediencia abre los cielos… y en medio de todo esto la relación con el dinero es decisiva para ganar. “Y Dios abrirá las ventanas de los cielos para derramar sobre nosotros toda clase de bendición de crecimiento, de prosperidad, de posesión hasta que sobreabunde”, dice Malaquías.
Declaración de hoy:
“Padre Celestial, hoy reconozco que soy una persona apartada, dedicada y purificada para un propósito eterno de ganar; me has dado la palabra de que siempre ganaré y eso me basta. Por esto, renuncio al robo, a la mentira, a la falta de transparencia, codicia, avaricia o cualquier conducta que me aleje de esta verdad; y declaro que tus bendiciones sobreabundantes de crecimiento, prosperidad, expansión, vienen a mi vida, en el nombre de Jesús”. Amén.
Acción del día:
1.- Hoy chequea tu vida, y pregúntate: “¿Cuánto estoy dispuesto a dar para Dios? ¿Cuánto es el amor a lo material en vida?”
2.- Si te parece, y quieres poner en práctica la verdad aprendida hoy, ayuna de cosas lícitas… o sea, de cosas que no son pecado pero pueden detenerte como: el teléfono, televisión, novelas, noticias, radio, internet, etc., y dedícate a santificarte para el Señor en oración, lectura de la palabra, adoración, y meditación.