La Libertad del Perdón - Luciana Aranda

DEVOCIONAL DE HOY - Sábado 22

Quiero hablarte del perdón teniendo en cuenta la Ley de “dar para recibir”, también conocida como la de “siembra y la cosecha”. Existen dos acciones del perdón: recibir perdón, que te perdonen por alguna ofensa o daño que cometiste consciente o inconscientemente, y la otra es dar perdón, perdonar. La primera es consecuencia de la segunda; pero no solo quiero decirte que hay que perdonar para recibir el perdón de nuestros errores, sino también quiero mostrarte el poder que tiene sobre tu vida el perdonar, el poder de la Libertad.
Hay hechos que nos dejan más marcas que otros y en la mayoría de estos están involucrados aquellas personas en la que depositamos nuestra confianza, nuestro amor o que ocupaban un lugar muy importante en nuestra vida, ya sea durante la niñez, adolescencia o quizás de adultos, y es por eso que son más dolorosos que cualquier otro y por ende más difíciles de perdonar; pero no quiero centrarme en la persona que te hizo daño ni en el daño, sino en vos y es por eso que te pido que examines tu corazón y tu mente y si encuentras en ellos momentos que te causan angustia, tristeza, que no han sido sanados, (porque no es cuestión de olvidar, es cuestión de sanar), te pido que tomes la decisión de perdonar a la persona que te hizo daño para que puedas disfrutar de la libertad que hoy no tenés, a causa de vivir preso/a del dolor, del rencor, o del odio.

Quiero decirte que no estás solo/a, que nunca lo estuviste, que contás con la ayuda poderosa de Dios para poder tomar esta decisión y entregar a Él todo el dolor, cada recuerdo, e incluso a la persona que te hizo daño. Dios es el que puede cambiar todos tus lamentos en gozo; permití que Dios tome el control de tu mente y tu corazón para sanar de todo aquello que te atormenta.

El perdón es la llave de la prisión en la que te encontrás. Esa llave la tenés vos. Si es tu decisión, comenzá a vivir en libertad.

Hacé esta oración: “Dios, te doy gracias porque sé que has estado conmigo y que hoy estás a mi lado. Necesito que tomes el control de mi vida, de mi mente y mi corazón, y te entrego cada uno de los recuerdos que me causan dolor, y también a la persona que me ha causado daño. Ayúdame a ser una nueva persona. En el nombre de Jesús, ¡Amén!”

Deseo de todo corazón que comiences a vivir una vida abundante en felicidad, amor y paz.

ACCIÓN DEL DÍA:
1) Revisa tus relaciones. ¿Hay alguien a quién debas perdonar? ¡No te demores! Ora delante del Señor y, con Él de testigo, declara tu perdón sobre la/s persona/s que te hirieron. Esto te hará libre.
2) ¿Le has hecho daño a alguien? Quiebra hoy todo orgullo, y pide perdón (aunque no seas correspondido/a). Esto te hará libre.
3) Piensa en alguien que está angustiado, herido, por el daño que le hizo un tercero. Ve a visitarlo, o llámalo por teléfono, y háblale de la necesidad de perdonar. Ofrécele tu ayuda para atravesar este momento crucial de su vida.