Tiempo para vivir - Eugenia Betancur

DEVOCIONAL DE HOY - Martes 18

Cómo consecuencia de los devocionales que cada día publicamos aquí, uno de nuestros Grupos de Crecimiento de mujeres se animó a empezar a escribir sus propios devocionales, los cuales los estuvieron compartiendo entre ellas. Cómo nos pareció una muy buen iniciativa, nos pareció bueno compartir algunos de esos devocionales aquí, para que todos los disfrutemos, y seamos edificados…
Aprovecha bien el tiempo
“Mi Dios Misericordioso e Incomparable. En mi angustia eres mi calma, en mi llanto mi consuelo, en mi tormenta mi paz, en mi vida mi Salvador. ¡GRACIAS MI DIOS, GRACIAS MI SEÑOR!”

¡Tan difícil que nos resulta vivir! Muchas veces tenemos problemas de salud, de amor, parejas, con los estudios, familia, amigos, enemigos, el gobierno, empresas… y cuántas cosas más podríamos agregar, ¿no? Lamentablemente pasamos mucho tiempo dedicándole espacio en nuestras vidas a todo esto pensando: “¿por qué a mí?; ¿qué hice?”; o haciendo declaraciones como: “tal vez lo merezco”; “lo podría haber evitado”, y cuanto razonamiento más se nos cruce por la mente; razonamientos que tristemente no nos conducen a ningún lado que nosotros quisiéramos llegar conscientemente en nuestra vida. En realidad, nos llevan para otro lado, uno que jamás hubiésemos deseado planificar para sistemáticamente luego llevarlo a cabo. Pero... ¿cuál es ese fin? ROBARNOS NUESTRO TIEMPO, NUESTRA VIDA.

La amarguras, el enojo, el dolor, pensar en cosas improductivas, el orgullo y todas las situaciones difíciles que atravesamos en la vida se llevan nuestro tiempo. Tiempo invertido en NADA, tiempo desechado y tirado a la basura ¿De qué sirvió desperdiciar todo ese tiempo? El tiempo es uno de los tesoros más valiosos que tenemos, no lo desperdiciemos en cosas que no sirven. Si el tiempo fuera oro, no lo utilizaríamos para comprar basura, angustia y quién sabe cuánta cosa más. Disfrutar de todo lo lindo de la vida, de los buenos momentos compartidos, atesorar en nuestro corazón las cosas buenas vividas, en vez de las malas, mejorará notablemente nuestra manera de ver y encarar la vida. El tiempo se va y no vuelve, invirtámoslo en la bolsa de valores de experiencias felices de nuestra vida.

¿Querés saber cómo recuperar el tiempo perdido, cómo sacar toda la basura que fuimos "comprando", y cómo aprender a quedarte con los buenos momentos vividos? Entrégale tu vida a Jesús. Él nos enseña a vivir y disfrutar de la vida de otra manera diferente a la que conocemos y a la que todas las personas creen conocer. Esta nueva experiencia, nos enseña a invertir en lo Verdadero, en lo noble, lo loable y valioso. Nos enseña a contentarnos, CON-TEN-TAR-NOS, no a conformarnos con lo que hay… nos motiva a que cambiemos nuestra manera de pensar y comprender las cosas de otra manera

¿Es fácil? ¡No! Cuando uno invierte tanto tiempo comprando basura después creemos que es algo valioso y nadie se quiere desprender de algo que le ha costado años conseguir.

El tiempo tiene un costo elevado; por eso no lo desperdiciemos más, organicémoslo de la mejor manera para invertirlo diligentemente donde corresponda... (No vaya a ser cosa que al final de nuestros días nos demos cuenta que en lo único que invertimos nuestro valioso TESORO, nuestro TIEMPO, la VIDA, fue basura). Por eso mismo disfrutemos de cada abrazo, del amor en nuestro alrededor, de las cosas buenas de la vida, organicemos nuestra agenda, elijamos en qué y cómo invertirlo. Acuérdate que estás invirtiendo tu VIDA.

La decisión es solamente nuestra. La Biblia dice en 1° de Corintios: "Porque por alto precio fuiste comprados; no te vuelvas esclavo de nadie". De nosotros depende seguir atándonos a nuestra basura o dejar que Jesús se la lleve y nos enseñe a valorar lo verdadero.

“Señor, desecho la basura que hay en mí; renueva mi mente y enséñame a pensar acorde a Tus valores y principios; en Tu nombre, ¡amén!”

Eugenia Betancur

ACCIÓN DEL DÍA:
1) Pídele a Dios sensibilidad espiritual para descubrir las cosas bellas de la vida a tu alrededor… especialmente donde te desenvuelves diariamente (tu casa, tu trabajo, tu estudio…). Cuando Dios te lo muestre, no dejes de agradecerlo… pero, además, no pierdas la oportunidad para mostrárselo a otro que comparte el mismo entorno contigo. Conviértete en un “descubridor” de “buenas ondas”, por el poder de Jesucristo.

2) Proponte ir a visitar a alguien que perdió la capacidad de ver cosas bellas a su alrededor. Llévale una sorpresa (algún regalo que lo sorprenda), y háblale de qué diferente que se ven las cosas a través de los ojos de Cristo.