DEVOCIONAL DE HOY - Jueves 20
A lo largo de mi vida me tocó enfrentar diferentes diagnósticos, internaciones, intervenciones, etc. De chiquita, y por mucho tiempo, creí que era solo el apoyo de mis padres y familia lo que me mantenía en pie; pero sentía que además de su amor, compañía y cuidado, había algo más fuerte que me mantenía con la cabeza y la mirada en alto más allá de lo que tenía en el momento.
Luego de una gran intervención quirúrgica que me mantuvo 45 días en cama, sentí que mi mirada no podía alejarse del cielo, no había un simple cielo raso en la habitación, había un Cielo lleno de amor, confianza, perseverancia, fuerza, incondicionalidad, paciencia, misericordia. Por un momento empecé a preguntarme: ¿Quién podría prever sentimientos tan puros, sentimientos que no me dejaban bajar los brazos, sentimientos que renovaban mis fuerzas día a día?
Fue así que hoy al atravesar un nuevo diagnóstico que no dejó de llenarme de angustia, preguntas, miedos, me sentí diferente. Continué sintiendo el amor y apoyo incondicional de mi familia y amigos pero pude enfrentarlo de otra manera porque comprendí y sentí que había sido elegida, que ante cada situación nueva a enfrentar había una voz que me hablaba y consolaba contándome que Él era el proveedor de tanto amor, quien había pagado con su sangre cada uno de mis pecados (de nuestros pecados) para ser SANA, para ser SANOS.
Es nuestro gran Papá (Dios) quien provee tanto amor que nuestra mente no puede entender, amor que derrite nuestro corazón, amor que nunca se cansa de perdonar, que nunca se cansa de esperar. Es por eso que es nuestra elección dejar todo ruido de acá abajo, toda distracción para subir a Su regazo cerrando la puerta al mundo y mirarlo solo a Él confesando que solo queremos habitar, permanecer, vivir, morar en su ETERNIDAD.
“Busquen primeramente el Reino de Dios y Su Justicia y todo lo demás (salud, bienestar, paz, prosperidad) será añadido” (Mateo 6:33).
Carolina Valls
DECLARACIÓN DE HOY:
“Hoy voy a hablar más allá de mis sensaciones… hoy declaro por fe que mi vida está resuelta en el cielo. Aunque hoy no vea respuesta a mi clamor, yo declaro mi fe en Quien tiene todo bajo control. Se que Jesucristo no me ha olvidado, y que Él ha pagado por mi sanidad, por mi restauración, por mi prosperidad, por mi paz, por mi libertad. Yo recibo de Él todo lo que ha sido apartado para mi desde la eternidad. Busco primeramente lo de Su Reino, y se que todo lo demás vendrá sobre mi en el tiempo anunciado”.
ACCIÓN DE HOY:
1) Haz una lista de las cosas que Dios ya te dio (quizá quieras comenzar por la vida misma…). No olvides amigos, recursos, vivienda, etc., etc., etc. Quizá no tengas todo lo que quieras, pero lo que tienes te ha permitido llegar al día de hoy.
2) Tomate un buen tiempo para agradecer a Dios por Su sustento diario.
3) Recuerda que “mejor es dar que recibir”, así que, lo que tengas, dáselo a alguien… busca a alguien que necesita aliento y llévaselo. Si te parece, agrega un regalo para hacer de tu manifestación de amor algo más tangible (muchos lo necesitan). Y, luego de entregar lo que hayas llevado, no dejes de predicar del amor de Jesús.