Texto del día:
2 Corintios 10:3-5 “Somos humanos, pero no luchamos como lo hacen los humanos. Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos. Destruimos todo obstáculo de arrogancia que impide que la gente conozca a Dios. Capturamos los pensamientos rebeldes y enseñamos a las personas a obedecer a Cristo”.
Enseñanza del día:
Como gente llamada a extender el reino de Cristo debemos entender que siempre que nos acercamos a alguna persona nos encontramos con una mayor o menor apertura a la palabra de Dios y a la acción directa del Espíritu Santo en su vida, dependiendo del grado y tipo de fortalezas edificadas en su vida. Esas fortalezas son producto de enseñanzas, experiencias, creencias y tradiciones que operan en el área de la mente.
La palabra fortaleza en griego es “Parembole”, y da la idea de edificaciones levantadas para una batalla; por eso encontramos pensamientos y frases ya preparadas, usadas repetitivamente; actitudes defensivas y/o críticas ante la palabra.
La palabra argumentos viene del griego “Logismo”; son razonamientos arrogantes y altivos, basados en estimaciones o cálculos lógicos; pensamientos concluyentes como buenos o malos; se manifiestan con ideas anti-fe, negación de lo divino y sobrenatural; deseos de conocimiento para cuestionar y medir y no para mejorar o buscar relación con Dios.
La palabra altivez viene del griego “Jupzoma” y significa “altivez”, “que no escucha ni razona”, son pensamientos que se manifiestan con altanería.
Cada persona manifiesta un mayor o menor grado de fortalezas a derribar, que en un momento determinado se manifiestan limitando el poder y la gracia de Dios en sus vidas.
Entonces, debemos saber lo siguiente:
1) Las fortalezas no se derriban con buenas intenciones o con el paso de información, sino con el ejercicio de la autoridad y el poder de Dios. Para ello contamos con armas espirituales que son poderosas para la destrucción de toda fortaleza. Todo cristiano debiera estar entrenado en el uso sabio y en el ejercicio de los dones; en la buena administración de los mismos, en una vida de continua revelación y relación con el Espíritu Santo.
2) Debemos identificar las fortalezas más significativas en esas personas. Para esto debemos tener el discernimiento activo y nuestros oídos abiertos al Espíritu Santo; no podremos derribar fortalezas que aún están operando en nuestras vidas y sobre las cuales aún no hayamos ejercido dominio. Por ejemplo, si aún divagas con respecto a tu llamado, propósito, o cuestionas la Palabra, o desvías el uso de sus principios, entonces el nivel de autoridad en ti puede no ser suficiente para derribar fortalezas en otros.
4) Para las personas, las fortalezas son anclas que mantienen su vida bajo control; aunque sea un trasatlántico con capacidad de atravesar mares, esas anclas los mantienen en puertos ya conocidos y aparentemente seguros. Por eso, los que intentamos ganar “Uno Más para Cristo”, debemos tener la sabiduría para identificar y derribar aquellas fortalezas que sostienen los fundamentos del edificio… la caída de las restantes sucederá por “catarsis”, “como consecuencia de”; no debemos derribar sin edificar, porque dejaremos el barco sin rumbo; produciríamos una sensación de vacío que crearía confusión y desasosiego; todo proceso de destrucción de fortalezas debe hacerse basado en prioridades, bajo la gracia y el amor de Dios; sustituyendo un principio errado por uno conforme a la palabra, sin usar de manipulación, sugestión o presión, sino que debemos ofrecer un principio que ya esté funcionando en nuestras vidas y que sea más sólido que la fortaleza a derribar.
Finalmente, lo que buscamos es ganar a la persona; por eso la gracia, la sabiduría y el amor de Dios deben estar presentes en todo momento, y recordemos: “¡derribar o destruir fortalezas es un proceso, no un suceso!”
Declaración de fe:
“He sido llamado a destruir fortalezas en mi vida y en otros; fortalezas que se levantan altivamente como argumentos en contra de los principios de Dios, y buscan anular su poder y efectividad. Hoy me determino a identificarlos, desarraigarlos de mi mente y edificar un principio de verdad de la palabra, que me active para funcionar libremente en el Reino de Dios, vivir una vida de fe y estar abierto a todo lo que Dios tiene destinado para mi vida.”
Acción del día:
1.- Te sugerimos que esta semana te fabriques tus propias “planillas de visita”, que usarás para anotar los datos de las personas que visitarás y que anotarás en tu tarjeta de “Uno Más para Cristo”.
2.- Deberás mostrarle y, si es posible, hacer una copia para tu líder directo de esa planilla, para que tu líder pueda seguir acompañándote en tu tarea evangelística.
3.- Ahora es el momento de identificar fortalezas y argumentos levantados en las vidas de las personas que vas a ganar. Pide discernimiento del Espíritu; anótalas en un papel y ora direccionalmente derribándolas en el nombre de Jesús.