Soberania y respeto

Semana 12 - Día 3
Números 12:2: “…Y Dios lo oyó”
Leyendo nuevamente todo el capítulo, me encuentro con los primeros versículos del texto; y en esta oportunidad pude entender, de parte de Dios por supuesto (quizás otros se dieron cuenta mucho antes, les honro…)
otro aspecto de la murmuración que, entre líneas los hermanos de Moisés están expresando y que considero, fue el detonante de semejante reacción de parte de Dios.

El Segundo versículo menciona dos preguntas de los murmuradores y ninguna está haciendo mención de la nueva cuñada morena… ¿Lo notaron? El pasaje anterior habla de que el problema era la nueva esposa de Moisés, pero el planteo de Miriam y Aarón no pasa por ahí… y si miramos detenidamente los vs. 1 y 2 vemos que Dios oye la murmuración del segundo versículo; es decir, de las preguntas cuestionando el liderazgo.

Como dijera mi hijo de tres años… “Ah, claro por eso”… El pecado de los hermanitos de Moisés iba más allá de la Cusita, o de sus preferencias con la anterior cuñada. En pocas palabras, lo que estaba en el corazón de ellos era el cuestionamiento hacia la persona establecida por Dios… el resto, aunque era de reprochar, simplemente era la excusa perfecta.

Miriam y Aarón están expresando sus ansias de poder aprovechando el motivo; y están utilizando la manipulación como aliada de la murmuración… y Dios no está dispuesto a jugar al distraído ante semejante muestra de rebeldía.

Dios pelea por su siervo Moisés… y lo deja en claro en los párrafos siguientes con argumentos irrefutables. Si bien el liderazgo de Moisés en más de una ocasión fue cuestionado, la continuidad de su liderazgo solo fue limitada por Dios y defendida contra cada uno de sus detractores.

¡Qué lección tremenda nos está enseñando una vez más nuestro Padre celestial! No podemos ir en contra de la autoridad establecida, en ningún orden de la vida, porque así como en su momento Dios peleó por Moisés, hoy lo hace por cada uno de sus escogidos… y al murmurar en contra de ellos nos enfrentaremos a Su ira. Cualquier persona que no lo entienda, puede leer las consecuencias que sufrió Miriam uno versos más adelante.

En tiempos de Jesús hubo gente con ansias de poder (Mateo 20), pero el Maestro de los maestros dejó en claro que los lugares de reconocimiento son potestad del Padre. Así que nunca consideremos que hablar mal de alguien es el camino hacia una posición de reconocimiento… al contrario, es el principio de la caída. Miriam y Aarón tenían capacidades y dones como para continuar con la tarea después de la muerte de Moisés… estaban a su lado… pero sus corazones estaban manchados con la codicia y el deseo de poder a cualquier precio… y fue Josué a quien escogió como el encargado de llevar al pueblo a la tierra prometida.

Hoy quisiera que nos tomemos un tiempo importante para bendecir a nuestros líderes, pastores y maestros que Dios puso en la vida, los que tenemos hoy y aquellos que Dios también usó para hablarnos en otra etapa del caminar… y cubrámoslos en oración, levantando escudos en contra de gente perversa, con malas motivaciones, aduladores, con ansias de gobierno a cualquier precio, gente con corazón de asalariado y no pastoral, aún de aquellos que son cercanos a los ministerios, pero lejanos al corazón de Dios, para que sus siervos puedan recibir espíritu de Sabiduría y revelación en contra de estas personas y Dios siga sacando a luz toda obra encubierta.

Bendice a tus líderes, a tus conductores, a tus pastores, a tus maestros, a tus consejeros con nombre y apellido…

¡¡Dios te bendiga a ti también!!

Paulo Garay