Texto del día:
Hebreos 10:23 “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión (confesión) de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”
Enseñanza del día:
1) Para llegar a la meta de ser líderes de multitudes y vernos realizados en el Reino de Dios, esta palabra de Hebreos debe interiorizarse y hacerse carne en nuestro espíritu. Dice que debemos:
A) Mantenernos firmes: la palabra firme quiere decir “estable, entero, hacer frente”. Tener fe es sostener la palabra. Hay que sostener la palabra para preservación de vida, porque toda palabra será probada; ella fue creada para ir delante de nosotros y así preparar un camino nuevo para que transitemos en él. ¡Sin palabra sostenida no hay camino para transitar! En Génesis 45:5, José dice: “Dios me envió delante de ustedes para preservación de vida”. Jesús (la palabra viviente) fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo; la palabra fue llevada a su lugar de prueba. En Job 1:8 Dios le dice a Satanás: “¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra… varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?”. A partir de ese momento comenzó la prueba de esa palabra; Job tuvo que soportar por los próximos meses la palabra hablada de parte de Dios sobre él. Cuando viene una palabra de parte de Dios lo próximo que sucederá será la prueba de esa palabra, por esto es necesario mantenernos firmes.
B) Sin fluctuación: fluctuar significa “dudar, vacilar, titubear, oscilar, trastabillar, tambalearse, ondular, arruinarse, perderse”. De acuerdo a la versión “Dios Habla hoy”, Hebreos 10:23 dice: “Mantengámonos enteros, haciendo frente al ondulante”; porque cuando fluctuamos, no hablamos palabras de fe sino que abortamos la palabra, y nos convertimos en aliados de las tinieblas. Pedro, un discípulo de Jesús, habló palabras incorrectas en un momento y Jesús le dijo “apártate de mi Satanás”.
C) La confesión: viene de “homologar” (homo: igual, logo: escrito); es hablar como Dios habla, hablar lo que Dios dice; hablar continuamente la palabra, en todo tiempo y en toda temporada. Jesús dijo: “escrito está, no solo de pan vivirá el hombre”, “Yo hablo las palabras del que me envió”. Jesús habló la palabra, habló como estaba escrito. En Marcos 11:23-24 dice: “Porque es verdad que cualquiera que dijere a este monte quítate y échate en el mar, y no dudare en su mente (sin fluctuar) sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”. Aquí encontramos tres tiempos verbales:
• pasado: Dijere;
• presente: lo que dice;
• futuro: lo que diga.
El resultado será el vs.24: “por tanto os digo que todo lo que pidieren (de esta manera, manteniendo la confesión) orando, crean que lo recibirán y les vendrá”.
D) La esperanza: es el mañana, los sueños, los planes, las palabras proféticas. Jesús sufrió el oprobio por el gozo (la esperanza) puesto delante de Él. Él vio muchos hijos como fruto. Abraham salió sin saber a donde iba, pero tenía un llamado y la esperanza que lo hizo salir porque “esperaba recibir” lo que Dios le había prometido: “una tierra”. Romanos 8:24-25 dice: “Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve no es esperanza, ya que lo que alguno ve ¿para que esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”. Lo que asegura tu mañana no es ni tu auto, ni tu apellido, ni tu posición, sino una palabra de Dios; porque el que prometió tu mañana, Dios, sabe sostener Su palabra (Isaías 55:11). Todo lo que hizo Jesús, fue para que se cumpliese la escritura; nunca inventó el próximo paso, nada fue improvisado, todo fue profético. ¡Se un profeta de tu destino! ¡La palabra (Cristo) fue antes de nosotros para preservarnos la vida! Aquí entendemos que nuestro mañana existe porque Él lo creó, y esta es la fidelidad del que lo prometió (Efesios 2:10).
Declaración de fe:
“Este es mi tiempo de expansión y crecimiento, Dios nos ha hablado de aumento, grosura, amplitud, engorde y este es mi tiempo; veo los frutos, me deleito en ellos; declaro: “Tengo, en Cristo, el poder de atracción hacia la gente”, porque dice la Biblia: “gente que no conocí y no me conocieron vendrán a mi por causa de mi Dios que me ha bendecido”, “soy portador de vida y salvación para mi generación”, “lo declaro y lo confieso”.
Acción del día:
1.- Hoy presta atención a tu forma de hablar. ¿Qué frases sueles usar más? ¿Hablas fe o queja? ¿Es tu boca un lugar de esperanza o trae muerte a tu alrededor? Niégate a hablar otra cosa que no sea palabra de vida; practica el callar y esperar para hablar; cuídate y se prudente al hablar. En ti reposa el Espíritu de vida.
2.- Hoy practicarás el hablar bien, esto es bendecir; desde la mañana usa palabras de bendición y estímulo para ti mismo, para tus hijos, tu esposo o esposa; háblale al día, habla palabras de amor y gracia a tus compañeros de trabajo, a tus amigos, a la tierra, a tu auto, al país, sobre toda circunstancia. ¡No hables crítica, ni queja… ni murmures, ni reclames!