Textos del día:
Hechos 3:25-26: “Ustedes son los hijos de esos profetas y están incluidos en el pacto que Dios les prometió a sus antepasados. Pues Dios le dijo a Abraham: “Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de tus descendientes”.Cuando Dios resucitó a su siervo, Jesús, lo envió primero a ustedes, pueblo de Israel, para bendecirlos al hacer que cada uno se aparte de sus caminos pecaminosos”.
Génesis 2:24: “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser”.
Génesis 1:27-28: “27 Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, 28 y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo.»”
Enseñanza del día:
Dios, por medio de Jesucristo, se propuso bendecir y restaurar a las familias para darle cumplimiento a la promesa hecha a Abraham. Por eso nosotros y nuestras familias formamos parte del plan redentivo de Dios.
¿Qué es la familia? Es imagen y semejanza visible de Dios en la tierra. Allí, en el seno familiar, los hijos serán enseñados, formados y entrenados para ser “señores de la creación” (como dice el texto de Génesis 1:27-28).
De aquí que la familia es el lugar inicial para el cumplimiento del propósito de Dios expresado en Génesis 1:28 de fructificar, multiplicar, llenar la tierra, sojuzgarla y señorearla. Por lo tanto la familia es creación de Dios y no un invento humano. Antes de haber sociedad o iglesia ya había una familia expresada en la unión de Adán y Eva… Entonces debe regirse por lo que Dios diga y no por las enseñanzas filosóficas del presente.
Satanás ha empleado un plan destructivo contra las familias, de manera que el primer pecado es cometido en el seno familiar (Adán y Eva) y el primer homicidio sucede entre hermanos de una familia (Caín y Abel).
Hoy día las familias viven tensiones, contiendas, enojos, gritos, ofensas, resentimiento, amarguras, separaciones, adulterios y divorcio. Toda la crisis social actual es resultado de la crisis familiar porque los principios de Dios son ignorados y reemplazados por criterios humanos. Es necesario conocer y respetar el orden de Dios para las familias, protegerla contra las artimañas del diablo. Debemos reconocer que una sociedad será tan fuerte como las familias que la conformen. Para eso, contamos con la poderosa palabra de Dios, con el poder transformador del Espíritu Santo y la ayuda de los distintos ministerios.
Es tiempo de trabajar para que nuestras familias vivan bajo el señorío de Cristo y así tener familias sólidas y estables; debemos trabajar para que los solteros mantengan su santidad, los matrimonios vivan en armonía y superen sus conflictos en madurez y amor; los hijos sean respetuosos, los cónyuges sean amorosos y responsables, y finalmente seamos un pueblo ejemplar formado por familias sanas y felices donde haya amor y paz; donde estudien, trabajen, progresen, se casen y formen familias para el Señor; que coman, disfruten la vida, descansen, respeten a los mayores; que tengan casas cómodas, placenteras, propias, ordenadas y hermosas. ¡Un pueblo que sepa honrar y amar a Jesucristo!
Declaración de fe:
“Yo y toda mi casa serviremos a Dios; no dejaré que la maldad penetre en mi familia; me determino a seguir la voluntad de Dios para mi casa expresada en Su palabra; usar del poder transformador del Espíritu Santo en mi vida primeramente, y expresarlo en todo mi ambiente familiar.”
Acción del día:
1.- Hoy es un día para pactar con Dios por tu familia. Separa un tiempo y escribe un “plan redentivo de Dios para mi casa”; no importa las circunstancias que estés viviendo ahora, declara que el poder de resurrección para su familia está actuando, rompiendo toda atadura y ligadura.
2.- Haz una “Cena del Señor” con tu familia; toma pan y vino, y cuando estés tomando la cena decrete que la sanidad en las relaciones familiares se empieza a manifestar; decreta que se restablece la comunicación, el respeto, la armonía, la paz, la unión… y que la luz del evangelio resplandece en tu hogar.