“Y llamaron a aquel lugar Kibrot-Hataava, por cuanto allí sepultaron al pueblo codicioso” - Números 11: 34
La palabra Kibrot significa: “Tumba, sepulcro o sepultura”, y Taava significa “codicia”. El pueblo había convertido ese lugar en una gran tumba... como también nosotros, muchas veces, convertimos nuestras vidas en un Kibrot Hataava a causa de la codicia.
El pueblo tenía por delante lo mejor, caminaban hacia la libertad, los esperaba una tierra donde había leche y miel; pero su codicia los había desenfocado, su falta de contentamiento (ser feliz con la provisión de ese momento), los llevó a la muerte.
Este día es bueno para que podamos reflexionar sobre esto, y preguntarnos: “¿estoy demorando la posesión de lo que Dios tiene para mi vida? ¿Todavía no he aprendido a alimentarme con la provisión de Dios, y estoy anhelando otra cosa?”
El apóstol Pablo enseña que no todo edifica… puede ser bueno, puede ser lícito… pero para el momento que uno vive, o el propósito que Dios tiene para tu vida, hay ciertas cosas, determinados anhelos, que terminan siendo tu Kibrot Hataava.
Eso fue lo que vivió Israel. El alimento que ellos desearon no era malo… habían comido eso durante muchos años en la esclavitud; pero ahora Dios había dispuesto otra cosa para sus vidas, otro alimento, otro tiempo…
La codicia puede estar en nuestro corazón de una manera muy sutil. Puede manifestarse de distintas formas…
• Queriendo lo equivocado
• Queriendo cosas correctas, pero con la motivación equivocada
• Queriendo cosas correctas, pero en el momento equivocado
• Queriendo cosas correctas, pero en cantidades equivocadas
Te desafío a enfocarte en los anhelos de Dios para tu vida… entonces podrás determinar qué cosas te convienen, y cuales son lícitas para que edifiquen tu vida, y te lleven a la verdadera libertad que Dios estableció para tu vida.
Ora diciendo: “Padre mío… dame la revelación necesaria para enfocarme en Tus planes sobre mi vida. No quiero perderme nada de lo que tienes para mi. Hoy declaro que solo Tus planes son buenos para mi… Eso es lo mejor… Desecho mis propios planes, aunque parezcan buenos, y busco los tuyos. Dame fuerzas… dame inspiración de Tu Espíritu… Quiero andar en Tu camino. Amén”.
Daniel Schlereth