Estas son palabras de Jesús: “Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba; de aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotaran ríos de agua viva...”
Cuando Jesús dijo: “las Escrituras dicen”, se estaba refiriendo a EZEQUIEL 47:1 al 9 (por favor, toma tu Biblia, y lee este pasaje).
Este es un pasaje realmente fascinante, pues nos muestra de una forma simbólica la forma en que Dios anhela que nos adentremos en la vida cristiana.
LA RIVERA DEL RIO, la orilla opuesta, llegar al otro lado: ¡esa es la meta! Esa meta solo la alcanzaremos nadando en medio del ESPIRITU, andando en fe, quitando los miedos, aceptando retos y al mismo tiempo disfrutando de cada uno de los beneficios que trae la vida en el Espíritu.
San Pablo, en Filipenses 3:12 al 14 dice: “no es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo me alcanzó a mí. Hermanos, no pienso yo mismo que lo haya logrado. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás, y esforzándome por alcanzar lo que está adelante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante el llamamiento celestial en Cristo Jesús”.
El RIO representa la vida del ESPIRITU. Juan 7:38 y 39 dice: “El que cree en mi como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”.
Las AGUAS VIVAS son las que fluyen. Juan 4:14 dice: “Pero al que bebiere del agua que yo le daré, dice el Señor, no tendrá sed jamás, sino que el agua será para él una fuente que salte para vida eterna”.
Según la descripción que Dios da a Ezequiel a través de esta visión, podemos entender que la vida cristiana puede lograr diferentes niveles:
1. TOBILLOS. Imaginemos a una persona que se quiere mojar solo los pies, para refrescarse , así que solamente se levanta el pantalón, se quita los zapatos y medias, y es suficiente... muy por encima... superficial... Hay personas que quieren la vida cristiana en ese nivel, por encima, sin compromisos, se quedan en el nivel "salvación", recibieron la frescura del agua. Pero nada más.
2. RODILLAS. Ahora el nivel del agua llega un poco más arriba; se puede caminar, pero no correr. Representa al tipo de cristiano que se conforma con asistir religiosamente cada semana. Su conocimiento queda igual que el nivel de la salvación; solo aprende alguna que otra cosa nueva cada semana. Esta dentro del agua, se moja, pero nada más, NO ESTA DIPUESTO A IR MAS ADENTRO, A PROFUNDIZAR...
3. LOMOS: Representa el esfuerzo. Los 3/4 del cuerpo está adentro del agua. Se quiere mojar, pero tal vez no se mete más adentro por temor, por no saber nadar, o por sentir inseguridad de tocar el piso o "hacer pie”. Aunque se esfuerza, toma cursos, retiros, quiere comprometerse, servir, obedecer a Dios, hay cosas que le dan miedo, le cuesta trabajo accionar la fe, precisamente porque al no tocar suelo firme, siente que algo puede fallar y ahogarse, teme que el Espíritu lo lleva a lugares donde ya no siente el fondo.
4. NADO (NADAR): Es andar por fe. No hay nada más, sino solo el Señor, se pierde contacto con aquellas circunstancias o cosas que le dan seguridad. Ahora todo es cuestión de FE. TOTAL DEPENDENCIA DEL SEÑOR. Es el lugar donde se está rodeado de aguas, donde hay que activar la FE, LA PALABRA Y LA COMUNION CON DIOS.
¿QUE CLASE DE VIDA ESTAMOS LLEVANDO? ¿CUAL ES NUESTRA PROFUNDIDAD? ¿ESTAMOS DISPUESTOS A METERNOS EN EL RIO DE DIOS?
Hoy debemos tomar una decisión. Si has venido caminando en la orilla, mojándote solamente los tobillos, debes decidirte a entrar en las profundidades de Dios, sin temor… deberás pasar primero por el nivel del agua hasta las rodillas, después los lomos y finalmente animarte a nadar. Dios no te pide un clavado, SINO UN PROCESO FIRME... DECIDIDO.
Dios es un Dios de procesos… tomemos la decisión de entrar en Su proceso.
Puedes orar así: “Señor, hoy reconozco que soy como barro en Tus manos… Trabaja en mí. Necesito que Tu río me moje para ser manejable en Tus manos. Deseo dejar de caminar por la orilla, y deseo meterme en Tu río… Sumérgeme en el río de Tu Espíritu. Necesito renovar este seco corazón sediento de Ti. Sumérgeme, Señor. Amén”.
Rut Sorhochar