Semana 6 - Día 2:
Exodo16:2: “Allí, en el desierto, todos ellos comenzaron a murmurar”.
Los Israelitas se quejaron contra Moisés y contra Dios por tercera vez. A pesar de todo lo que Dios había hecho por ellos, perdían fácilmente la Fe.
¿Cuántas veces, ante una necesidad grande, confiaste plenamente que Dios intervendría? ¿Es ésta siempre tu primera reacción, o es más común que te encuentres murmurando y luchando en tus propias fuerzas?
Me asombro de las veces que he escuchado a otro hijo de Dios decir: “cuando me sienta mejor vuelvo a congregarme; debo arreglar unos temas personales y luego vuelvo a participar de las reuniones de mi célula (o grupo de crecimiento)”… “me va muy bien pero no me queda tiempo para participar del culto”.
No hay nada más desacertado que estos comentarios. Romanos 10:17 nos dice que “la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo”.
Crecer en la Fe requiere de una decisión de tu parte, un compromiso de búsqueda sincera de la presencia de Dios. Que cada día, tal como lo estás haciendo hoy, no solo medites en la palabra de Dios, sino que te congregues, que pertenezcas a un grupo de contención, que seas parte del cuerpo de Cristo.
Permite que Dios sea parte tanto de tus problemas como de tus victorias. Él es tu Padre y quiere cuidar de ti, siempre.
No regañes cuando las cosas están mal, como lo hizo el Pueblo de Israel. Comparte tu situación con Dios, exprésale tus sentimientos y veras que El tiene la mejor respuesta a tu necesidad. En Isaías 43:26 el Señor nos invita a sentarnos con El y dialogar, no porque El no sepa cuál es nuestra necesidad, sino por el contrario, Él desea que dependamos total y enteramente de Él.
“Señor Jesús, Gracias porque tu estas a mi lado en todo momento, perdóname si ante la adversidad no confié en ti y quise resolver todo a mi modo. Hoy me determino a conocer más de tu palabra para que mi FE crezca cada día”.