Tenemos que prestar mucha atención para determinar si es que estamos en el desierto porque Dios nos ha llevado o porque nuestra desobediencia y malas decisiones nos colocaron allí.
Sí, tengamos por seguro que si hemos llegado a ese lugar de desierto Dios no desaprovechará la oportunidad para enseñarnos y hacernos crecer.
Muchas veces el diablo nos empuja a desiertos, pero tengamos la plena seguridad que allí está el Señor para sostenernos. Isaías 43:5 dice: “No temas, porque yo estoy contigo……”
El “cómo salgo” de este desierto es más importante que como llegué. ¿Que aprendí? ¿Cuánto crecí?
Prestá atención al salmo 106:11-13 . . . las aguas envolvieron a sus adversarios, y ninguno de estos quedó con vida. Entonces ellos creyeron en Sus promesas y le entonaron alabanzas. Pero muy pronto olvidaron Sus acciones y no esperaron a conocer Sus planes.
Dios les defendió poderosamente más de una vez. Éxodo 15:19 habla de cómo María danzaba y entonaba cantos de alabanza diciendo: “….canten al Señor, que se ha coronado de triunfos……” Pero muy pronto olvidaron. . . . . . y no esperaron a conocer Sus planes.
¡Cuántas veces olvidamos lo que Dios ha hecho por nosotros y a nuestro alrededor! Nuestra memoria muchas veces es muy frágil para recordar las bendiciones.
Deuteronomio 4:9 dice: “¡Pero tengan cuidado! ¡Presten atención y no olviden las cosas que han visto sus ojos, ni las aparten de su corazón mientras vivan! Cuéntenselas a sus hijos y a sus nietos”.
¿Cuántas veces Dios nos maravilló con sus respuestas? ¿Cuántas veces nos dejó con la boca abierta con su provisión?
¿Por qué olvidamos tan fácil? Dios nos dice en Deuteronomio 6:1-7: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en tu corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ella, cuando estés en tu casa, cuando vayas por el camino, cuanto te acuestes y cuando te levantes...”
Si el mandamiento del Señor está grabado en nuestro corazón y mente nunca un desierto podrá derrotarnos porque podremos superar esos difíciles momentos con los recuerdos de lo que Dios ya hizo. Aún nuestros hijos y todos los que están a nuestro alrededor tienen que saber que hizo Dios para que los desiertos que lleguen a sus vidas los encuentren con esperanza.
El salmo en el Versículo 13 dice “…No esperaron a conocer sus planes”. Nos apresuramos a escaparnos, a repetir frases que nos lastiman porque dudamos de lo que El tiene preparado.
Jeremías 29:11 dice “porque yo sé muy bien los planes que tengo para Ustedes – afirma el Señor – planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”.
Hoy es tiempo para reflexionar:
1. Toma unas hojas y comienza a escribir cuanto Dios ha hecho en tu vida.
2. No lo guardes, cuéntalo.
3. Si estás en un desierto, mira hacia adelante. Activa tu mirada de fe y verás el oasis que te espera.
Postea en tu muro Deuteronomio 6:1-7. Tómalo, hazlo tuyo, compártelo, vívelo.
Recuerda: Un desierto es el taller de nuestro maestro.
“SEÑOR, SE QUE TIENES PLANES DE BIEN PARA MI, POR ESO VEO EL OASIS QUE ME ESPERA”
Lili Bravo