Durante esta semana echamos una mirada a los acontecimientos que van desde “los designios sorprendentes de Dios”, hasta saber que “cuando todo está cerrado, Dios tiene la llave”, y que el único lugar seguro para nosotros es “bajo la poderosa mano de Dios.” Sabemos también que, si “te cansaste de pelear”, Dios peleará por nosotros. También tratamos de responder a la pregunta: “¿Por qué clamas a mí?”.
De igual manera pensamos en que es tiempo de ponernos “en marcha”.
Todavía nos quedan muchos desiertos por cruzar, pero estamos seguros que el Todopoderoso que ordenó al ángel que iba delante del pueblo en el momento del peligro, se colocará detrás del pueblo para protegerlos de los enemigos; y de igual manera que la nube que iba delante ellos se puso a sus espaldas, y era nube de tinieblas para sus enemigos, y los alumbraba a ellos durante la noche. Todo esto hasta que el pueblo pasó en seco por el Mar Rojo, y el ejército de Faraón fue totalmente destruido, cuando Moisés volvió a extender su vara (Éxodo 14:19,20).
Por todo lo que Dios hace con nosotros, como lo hizo con el pueblo de Israel, podemos unirnos al cántico de Moisés y María: “Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación, este es mi Dios y lo alabaré” (Éxodo 15:2).
Como acción de alabanza y de agradecimiento, ¿te animas a pegar en tu muro hoy este pasaje de Éxodo 2? Demos testimonio de la fuerza de nuestro Dios a favor de Sus hijos.
Y una acción más… Después de considerar todo lo que Dios hace a favor tuyo, cada instante, ¿te animas a declarar por adelantado que Él siempre estará contigo? ¿Te animas a darle gracias por lo que va a hacer con tu vida de ahora en adelante? El agradecer por adelantado habilita la mano del Todopoderoso sobre nosotros… ¡No seas tímido! ¡Alaba a Dios con tu testimonio!
Pastor Lorenzo N. Klink