LOS ANANÍAS Y LOS PABLOS

SEMANA 6 - DIA 36: 
Texto del día:
Hechos 9:10-19 “Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en Visión: ‘Ananías’. Él respondió: ‘heme aquí, Señor’. El Señor le dijo: ‘levántate y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso, porque él ora, y ha visto en visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista’. Entonces Ananías respondió: ‘Señor, he oído mucho acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre’. El Señor le dijo: ‘Ve, porque instrumento escogido me es este para llevar mi nombre en presencia de los gentiles’… Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: ‘Hermano Saulo, el Señor Jesús que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo’”.

Enseñanza del día:
Es necesario entender lo siguiente: En este tiempo Dios se está revelando a personas sin pedirnos permiso, para propósitos específicos con su Reino. Mucha gente ya esta lista esperando por alguien que lo consolide (vs. 3-5); ellos tienen un corazón temeroso y expectante de Dios, con mucha revelación y dispuestos a realizar la misión de Dios en la tierra y ser un instrumento útil. La palabra busca enseñarnos muchas cosas en cuanto a esto.

Con los Pablos podemos aprender: 
1) Siempre hay hombres o mujeres en la ciudad a la espera de los Ananías con un mensaje de parte de Dios.

2) Hay gente que escuchó de Dios, pero si no lo ven y no se les revela no obedecerán, porque nadie obedece lo que no entiende. Los que acompañaban a Pablo oyeron (Hechos 9:7), pero no vieron a Jesús; solo Pablo lo vio y por eso obedeció. Cuando una persona logra ver a Dios en su conversión, su vida nunca más será igual; pasará de ser un perseguidor de una supuesta verdad a tener al Dios de la verdad.

3) Los Pablos existen porque hay Ananías dispuestos a consolidarlos.

Con los Ananías podemos aprender lo siguiente: 
1) La consolidación es para gente que sabe escuchar a Dios; es la misión de gente que intimó con Cristo. El verso 10 dice: “Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías,…”; la intimidad con Dios te hace sensible ante la necesidad de los demás. En intimidad Dios te satisface, te llena, te complementa; alguien insatisfecho y vacío no puede dar a otros lo que no tiene.

2) Consolidar es para gente expectante por Dios y Su obra; por eso Ananías respondió “...heme aquí Señor” (Vs 10). 4). Consolidación no es una simple estrategia, es la forma de Dios para ganar al mundo. Isaías 55:5 dice: “He aquí llamarás a gente que no conociste, y gente que no te conocieron correrán a ti, por causa de Jehová tu Dios, del santo de Israel que te ha honrado”.

¿Como encontrar a los Pablos?: 
1) Son personas sin visión por la vida; han perdido su propósito (vs 8-9); han perdido todo deseo de vivir (vs.9 “No comió, ni bebió, ni vio a nadie”).

2) Los encontrarás en la ciudad (vs.11), porque ¡cuando caminas con una misión verás lo que otros no ven! Es tiempo de ver lo correcto para alcanzar la ciudad, y a los Pablos para esa ciudad; solo el evangelio tiene la respuesta para cada vida, debemos acercar la Palabra y el amor de Dios a cada uno de ellos.

Declaración de fe:
“Soy un Ananías en busca de Pablos para mostrarles el amor de Dios, sanador, de propósito y restaurador; estoy expectante por ver el poder transformador de Dios en la vida de todos los que hemos alcanzado, percibo sus necesidades, sus cargas y veo que solo un encuentro profundo y personal con Dios puede liberarlos, transformarlos y restaurarlos; estoy dispuesto(a) a ser ese elemento que Dios usará para este fin.”

Acción del día:
1.- Si ya realizaste las cosechas espirituales, habrás experimentado el gozo de ver al Espíritu Santo obrar en las vidas de las personas; esta es una semana para dedicarla a la consolidación de aquellos a los que estás intentando acercar a Dios, afirmándoles la decisión de aceptar a Jesús y hablándoles del propósito eterno que Dios ha preparado para cada uno de nosotros.

2.- Llama a las personas que contactaste, y disponte a visitarlas, una a una. Ten un trato personalizado, afectuoso y con sincera intención de servirles con la ministración de la Palabra, oración e intercesión.

3.- Llévales una lección de grupo de crecimiento, fotocopiada y estudiada, y explícale cada punto. Deja lugar para responder preguntas y dudas, y déjasela para que pueda revisarla y estudiarla. Acuerda una segunda visita.