TODOS LOS GUERREROS HERIDOS… PREPÁRENSE PARA SU COSECHA

SEMANA 5 - DIA 33: 
Texto del día:
Lucas 17:11-19: “Mientras Jesús seguía camino a Jerusalén, llegó a la frontera entre Galilea y Samaria. Al entrar en una aldea, diez leprosos se quedaron a la distancia, gritando: —¡Jesús! ¡Maestro! ¡Ten compasión de nosotros! Jesús los miró y dijo: —Vayan y preséntense a los sacerdotes. Y, mientras ellos iban, quedaron limpios de la lepra. Uno de ellos, cuando vio que estaba sano, volvió a Jesús, y exclamó: «¡Alaben a Dios!». Y cayó al suelo, a los pies de Jesús, y le agradeció por lo que había hecho. Ese hombre era samaritano. Jesús preguntó: «¿No sané a diez hombres? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Ninguno volvió para darle gloria a Dios excepto este extranjero?». Y Jesús le dijo al hombre: «Levántate y sigue tu camino. Tu fe te ha sanado»”

Enseñanza del día:
Dios dice: “no sigas esperando que te sane, vuelve a la batalla ahora”. Mientras avanzas, recibirás sanidad, un refuerzo angelical te está esperando, tu sanidad sucederá mientras avanzas. El Señor no dijo que te retiraras… ese fue el enemigo. ¿No te susurró el Espíritu: “este no es tiempo para la autocompasión, las almas están en juego”? Ese sonido que oyes es el aplauso del cielo, mientras corres para cumplir con tu llamado… Pensaste que tu herida era algo vergonzoso, pero Dios la está transformando en una insignia de honor. Ya no te sentirás humillado, sino justificado (Romanos 3:24)… Estuviste en el horno, siendo probado… y Él permitió que las llamas rugieran, pero el oro está a punto de surgir (Malaquías 3:3)… Así será contigo… Las llamas ya no estarán más debajo de ti… el fuego estará en tu lengua (Hechos 2:3).

La condición de pobre es reemplazada por Dios en una nueva persona. Rápidamente, toma tu hoz… tu cosecha se está acercando. Las cadenas de la inutilidad y la condenación se caen de tu vida; ya no tendrán asidero en ti, mientras te aferras a Su Espíritu de aceptación (Efesios 1:6). Con una gran sonrisa abraza el mérito que Su hijo Jesús compró para ti.

Estabas herido, SI, ¡pero nunca sin valor! Ahora el olor de la victoria se está manifestando. Los enemigos tiemblan sabiendo que despertaste (Efesios 5:14)… Puedes soltar el pretexto que tienes en tu ministerio, porque Dios está a punto de presentar el Suyo. En el pasado te esforzaste diligentemente, sembraste muchas semillas y experimentaste muy poco en base a tu esfuerzo… ahora suelta el control y permítele a Dios guiar la nave… mientras lo haces, comprende que no perderás lo que ya ganaste… solo abre la puerta para recibir una cosecha mayor (Mateo 16:24), tu mesa ahora está lista. Estás a punto de festejar. Segarás donde no sembraste… Mientras quitas tus manos, Dios extenderá las Suyas… tu trabajo se está transfiriendo de tus manos a las Suyas.
Dios te entrega el poder para resistir a la vieja tentación de controlar todo… pasarás más tiempo en oración y las ideas frescas caerán sobre ti como el maná del cielo. Te reirás de esas viejas ideas, mientras la revelación de Su Espíritu te lleva a un nuevo nivel. El Señor levanta tu visión hacia un nivel superior, y ya no padecerás la pequeñez espiritual. Esa muleta que llevabas se está yendo, y se transforma en una espada… Si quisiste ir a la batalla, pero te detuviste para permitir a Dios ir delante de ti, fuiste muy sabio (Deuteronomio 1:30).

Lo mejor que puedes hacer es llenarte de confianza en Jesús (Filipenses 4:13).

Declaración de fe:
“Es el tiempo de avanzar, de levantarme y salir a hacer la visión de Dios realidad; soy un guerrero y tengo el respaldo divino para adelantarme y cosechar; recibo poder, sanidad, fuerza y seguridad en la medida que mis manos levantan la cosecha; ese es el secreto de esta cosecha, mientras mis manos recogen el fruto la unción fluye proveyendo restauración, restitución y sanidad; ahora no soy débil sino un guerrero en la batalla.”

Acción del día:
1.- Hoy libera perdón sobre las personas que te hirieron, situaciones desagradables que hayas vivido y que dejaron una huella negativa que influye en tu manera de relacionarte con otros.

2.- Declara ante Dios vivir confiado(a) y tranquilo sabiendo que el control de tu vida está en Sus manos. En estos días, busca (puedes preguntar a otros), lee y escribe por lo menos tres versículos sobre confianza divina ante cualquier circunstancia. Trata de aprendértelos de memoria para estar listo/a a soltarlos cuando estés con alguien que también los necesita.