Vayan, y hagan discípulos

Mateo 28: 19 
Lucas 8: 40 “…le recibió la multitud con gozo, porque todos lo esperaban”
Dios es dueño de todas las cosas por derecho de creación y por derecho de redención; el propósito de Dios contempla rescatarlo todo, por eso el evangelio no fue creado para estar encerrado u oculto, sino para ser expresado hacia las multitudes. Guardárnoslo no está bien…
Jesús siempre estuvo rodeado de multitudes… la iglesia naciente se caracterizó por las grandes multitudes… y el llamado de Dios nos manda a ganar naciones y discipularlas. 
La palabra dada a Abrahám fue que su descendencia llegaría a ser multitudes y que poseería la tierra. La unción de Cristo es una unción de plenitud hacia las multitudes.

Si algo necesita la gente de hoy, eso es justamente la plenitud de Cristo. Nosotros, Sus hijos, la tenemos… y debemos desparramarla a nuestro alrededor.
Pensemos: ¿qué haríamos si tuviéramos la cura para una enfermedad terminal? ¿No la divulgaríamos? Pues, bien… el evangelio es la cura para la enfermedad de la violencia (por la que nos quejamos), de la corrupción (de la que también nos quejamos), de la inseguridad (otra cosa por la que nos quejamos)… entonces, ¿por qué no lo compartimos?

Declaración de fe: 
“La plenitud de Cristo me ha alcanzado. Tengo en mí la cura para el mal social del día de hoy. La unción de Cristo está fluyendo en mí… y esa unción llama las multitudes; discipularé a decenas de personas… no esconderé el mensaje del evangelio”.

Acción del día:
1.- Dale gracias a Dios porque serás protagonista del mayor desatar de la Gloria manifestada para estos tiempos… una gloria que rescatará a los perdidos, que hará volver a los que se fueron de la casa del Padre, pero también acercará a los que nunca conocieron Su presencia.

2.- Acércate a tu líder esta semana, y manifiéstale que quieres comprometerte en expandir el evangelio de Cristo. Qué ore por ti… y, si necesitas, pídele ayuda para saber cómo predicar la Palabra de Dios.

3.- Manténte en oración por tres personas específicas a las que piensas que puedes ganar para Cristo. Decrete que la expansión de Dios viene a sus vidas y la luz del evangelio les resplandece.

4.- Haz una lista de personas amigas con números telefónicos, y llámalos en el día de hoy dándoles una palabra de Dios.