Desenmascarando la escasez

Semana 8 - Día 6: 
Me surgió este interrogante mientras meditaba en este recorrido: Los desiertos, ¿son siempre para probar lo que hay en el corazón del hombre? Hace un tiempo, se nos habló de las pruebas sorpresa. La pregunta fue: “¿estamos preparados para las pruebas sorpresa?”...y me surgió esta otra pregunta: “¿Y para las bendiciones sorpresa?” Conozco a personas que Dios les dio bendiciones que no se esperaban, y lejos de disfrutarlas y agradecer a Dios cayeron en tremenda depresión, porque no estaban preparados para recibirla, tal como sucedió con el desierto por el que pasó el pueblo.
La imagen que se viene a mi mente de “desierto” es escasez, sequedal, calor intenso, agobio. Pero Dios no sólo llevó al pueblo al desierto para que ellos conozcan qué había en sus corazones, sino que además Dios se dio a conocer. Los bendijo todo el tiempo con la nube, con la columna de fuego, con ropa que nunca envejeció y quien sabe cuánto más. El Dios de la provisión ante “la escasez”, era el que se estaba manifestando a lo largo de aquél recorrido.
“Desierto” no es sinónimo de “castigo”. En Dios, SIEMPRE es sinónimo de bendición, de crecimiento, de contacto y entrega.

Ahora comprendo por qué Santiago dice “Hermanos considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia y la constancia debe llevar a feliz término la obra, PARA QUE (propósito) sean perfectos e íntegros, SIN QUE LES FALTE NADA” (Santiago 1:2-4)… ¿Aun en medio de un desierto?... Si, y “sin que nos falte nada”. Si, la escasez, representa nuestra mirada limitada, solemos ver siempre lo que NO tenemos. Esta mente escasa es otra percepción errada que es necesario destruir. Dios siempre habló de abundancia a través de todos los tiempos.

Veamos un ejemplo en la historia de Jesús y la multiplicación de los panes y los peces. Después de que leas el texto de Marcos 6:30-44, te invito a que reflexionemos juntos sobre los siguientes puntos:
- El cansancio de los discípulos era entendible, ya que habían trabajado mucho enseñando a la gente. El desierto al que Jesús los condujo fue para que puedan descansar y comer;
- La necesidad espiritual de la gente era tal, que fueron capaces de seguirlos hasta aquel desierto, incluso ‘llegaron antes’ que los propios discípulos (¡CUÁNTA NECESIDAD!);
- Jesús tuvo compasión de ellos porque los vio como “ovejas sin pastor”, y estuvo dispuesto a renunciar al descanso que había encomendado a sus discípulos, para atender a esas multitudes, quienes sufrían escasez en todas sus formas;
- Quizás en su necesidad real de descanso, los discípulos le pidieron a Jesús que envíe a la gente a sus casas. Sin embargo, Jesús dice “denles ustedes de comer”. 
- Aunque ellos ordenaron a las personas en grupo, la realidad era que en aquel desierto, no había nada más que cinco panes y dos peces. 
- No fueron los discípulos (los que estaban cerca de Jesús) quienes proveyeron esos recursos; sino que fue un joven de la multitud. Quizás sin la “habilidad” de multiplicarlos, pero “disponible” para ofrecerlos. Un joven que pasaba por allí, quizás sin otra intención más que la de obedecer un mandato familiar, pero sensible para detenerse a escuchar la voz de Dios.

Jesús podría haber satisfecho el hambre física de la gente, pero Él quería que los discípulos comprendieran que para llenar la necesidad de la multitud no bastarían sus propios recursos: debían conectarse con Él.
Hoy lo hace con nosotros, no sólo en lo material sino en lo espiritual. Esa escasez de vida espiritual en las multitudes, Dios quiere suplirla a través nuestro. Dios no requiere de nuestra “habilidad” para hacerlo, sino de nuestra “disponibilidad”. Dios se deleita en gente dispuesta a servirle, llevando aquello necesario para la vida, que solucione el tema de escasez y ayudar a la gente a tener una vida abundante. Esta era la lección “…No es que nos consideremos competentes en nosotros mismos. Nuestra capacidad viene de Dios…” (2° Cor. 3:5)

Entiendo que somos ese chico, con 5 panes y dos peces, representado en nuestro amor, entrega y servicio; a quienes Dios nos dice “Denles de comer con su ejemplo y dedicación”. No hay nada más emocionante que experimentar a Dios dándote poder, proveyéndote con la verdad, oportunidades, etc, para ayudar a la gente a venir a Cristo y crecer en Él.

Un desierto al que muchos “eligieron ir” en busca de la provisión espiritual debido a la escasez que tenían. No conozco ese lugar, ni siquiera sé su nombre, pero me lo imagino seco, estéril, aburrido, caluroso, polvoriento, lleno de serpientes y escorpiones….¡JAMÁS! se me hubiera ocurrido ¡ir corriendo! a buscar provisión de ningún tipo.
Pero cuando la escasez apremia, cualquier lugar en el que Jesús esté, aunque sea un desierto,
¡¡es el mejor lugar!!

Acción práctica:

Agradece la provisión diaria en todas las áreas de tu vida.
Reconoce la escasez en alguna de ellas.
Agradece, porque eso te acerca a Dios.
Lleva tu necesidad en oración.
Agradece en fe lo que vas a recibir.
Espera en Dios. Ten paciencia.
Agradece, porque Dios está obrando para que seas perfect@.
Da de lo poco que tienes.
Agradece, porque te será multiplicado
Ayuda a otros en necesidad.
Agradece. Si puedes dar, es porque tienes abundancia.

Dios multiplicará lo esencial de nosotros en otros; Dios hará el milagro; en definitiva, ¡Dios HARA!

VIVI TORRES