El Desierto del Sinaí

Décimo Desierto - Día Uno: 
Salieron de Refidim y acamparon en el desierto del Sinaí; números 33:15
Esta semana comenzamos a transitar un nuevo desierto, podemos leer parte de la historia en Éxodo 19 completo y 20:1 al 17.
19:2: “habían salido de Refidim, y llegaron al desierto de Sinaí, y acamparon en el desierto; y acampó allí Israel delante del monte”.

Nótese que este versículo declara dos veces la acción de acampar, primero en el desierto y segundo delante del monte.

Quiero en primer lugar dar el significado de la palabra desierto y de la palabra acampar, según Wikipedia: 
• Un desierto es un bioma (paisaje bioclimático) que recibe pocas precipitaciones (lluvia). Tienen reputación de poseer poca vida en ellos, pero eso depende del tipo de desierto; en muchos existe vida abundante. También se define desierto como un lugar despoblado, no habitado por humanos o por ser vivo alguno. 
• Acampar: Instalarse en un lugar al aire libre para vivir temporalmente en él, generalmente alojándose en una carpa o tienda de campaña o en una caravana.

Estas dos palabras me llevan a reflexionar sobre ese lugar de acampe: “un desierto”. Tiene variadas características ambientales, muy extremas: altas temperaturas durante el día y extremo frío de noche, el espacio es completamente amplio, quizás carente de vida, que genera diferentes sensaciones, a nivel físico y emocional: ansiedad, miedo, desorientación, angustia, pequeñez, soledad, hambre, incomodidad, sentido de no pertenencia, inseguridad. Estas características no sólo se reflejan en lo natural, sino que en lo espiritual, muchas veces nos sentimos así. Siempre la realidad supera lo imaginado, las expectativas creadas al momento de recibir una palabra en cuanto a que nuestro Dios nos lleva a un desierto, nos genera diversas sensaciones y sentimientos; pero es en este desierto en donde es pulida nuestra vida, sacando de nosotros todo aquello que inocentemente pensamos que estaba resuelto. En este desierto, comprendemos las disciplinas de Dios para la madurez (Heb 12:10: “Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad”.

Todo esto me lleva a reflexionar en cuanto a que el pueblo de Israel tuvo que ir a un lugar no deseado, no buscado, para poder llegar a la tierra que fluye leche y miel (Éxodo 33:3), aceptando con buen agrado o rechazando esta realidad.

Reinstalarse, salir de lo conocido, acomodarse a un nuevo lugar, a nuevas costumbres, es parte también de este desierto, es parte de nuestras vidas, el dejarse llevar por la presencia, por la guía, quizás silenciosa de nuestro Dios, Aquel que habita en el monte santo al cual no podremos ver, ni escuchar sin santidad.

“Acamparon en el desierto; y acampó allí Israel delante del monte”,…Te ruego que pongamos nuestro nombre en lugar de Israel…. para poder pasar este desierto cerca de Su monte, delante de Su monte en ese lugar que deja ver Su cercanía, Su omnipresencia, Su majestad. Él se alza en todo ese paisaje llano, seco… está allí como nuestra guía.

Para terminar este primer día te pido me acompañes en esta sencilla oración:

“Amado Dios… se que debo pasar este tiempo de desierto, se que te amo y no quiero dejar de seguir tus huellas en esta tierra seca, dame la fuerza, el entendimiento, la fe sobrenatural para saber que estás aquí cada día, y no dejarme llevar por el enemigo de mis días, por las mentiras que él desea sembrar en mi mente. Señor, hoy decido una vez más levantarme y declararte mi amor, mi anhelo de servirte y de pararme en el diseño celestial para mi vida y para mi familia. En el poderoso nombre de Jesús, el autor y consumador de la fe. Amén.”

Roxy Herrera