“Y aconteció que al tercer día, cuando llegó la mañana, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un fuerte sonido de trompeta; y tembló todo el pueblo que estaba en el campamento. Entonces Moisés sacó al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y ellos se quedaron al pie del monte. Todo el monte Sinaí humeaba, porque el SEÑOR había descendido sobre él en fuego; el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía con violencia. El sonido de la trompeta aumentaba más y más; Moisés hablaba, y Dios le respondía con el trueno… Y el SEÑOR descendió al monte Sinaí, a la cumbre del monte; y llamó el SEÑOR a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió.”
¡Llegó la manifestación de Su gloria, ese día tan esperado, el día del cumplimiento de sus promesas!
Estamos por terminar esta semana del desierto de Sinaí, y es aquí en donde se hace significativo este lugar, ya que en medio de toda esta vegetación desértica, sin vida, se levanta el Monte Santo.
a. “Truenos y relámpagos, y espesa nube”. Estas señales de poder y gloria indicaban la presencia de Dios. Todo el ambiente habló de la presencia de Dios en un sentido majestuoso. Cuando nuestro Dios desea manifestar Su presencia, lo natural es afectado y utilizado ¡para Gloria de su nombre! Cambia la atmósfera, ¡Todo esto genera un parate! …un cambio total en todos los reunidos al pie del Monte. ¿Es así en nuestras vidas? ¿O solo nos acostumbramos a Su manifestación pasando por alto lo que Su manifestación nos deja?
Es mi anhelo que al encontrarnos con sus manifestaciones sobrenaturales, nuestras vidas tomen un giro, aquel “de repente” de Dios, que nos cambia, nos hace ver que Él sigue trayéndonos de Su respuesta en la manera mensos pensada.
b. “Y un fuerte sonido de trompeta”. Lo que Israel vio y sintió durante los truenos, relámpagos, la nube, el humo, y el terremoto, era atemorizante; pero cada uno de estos eran fenómenos naturales. Ahora, el sonido de bocina no salió del campamento, sino del mismo cielo. No es de asombrarse de que se estremeciera todo el pueblo que estaba en el campamento. Este sonido en el mundo espiritual tiene también sus connotaciones… cuando el cielo se conjuga para que en nuestras vidas se generen las nuevas temporadas, es allí en donde entramos a ese nuevo nivel de revelación y manifestaciones de su Gloria. Estemos dispuestos a ser transformados por ese sonido celestial, como personas y como congregación, accionando a favor de lo que nuestro Dios anticipó para nosotros
c. “Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios”. Al sonido de la bocina, Moisés dirigió al pueblo al límite de la barrera, al pie del Monte Sinaí, donde ellos podían ver, oler, oír, y virtualmente probar el fuego que cubría el monte… Y también sintieron a la tierra temblar bajo sus pies cuando todo el monte se estremecía en gran manera. Moisés fue un gran líder, que trajo la libertad tal como lo dice Éxodo 3:12… (“Y El dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y la señal para ti de que soy yo el que te ha enviado será ésta: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto adorarán a Dios en este monte”). Vemos que Dios tenía en Sus planes que Moisés llevara hacia la libertad al pueblo con el fin de Adorar al Creador. Y gracias al supremo llamado, nuestro Libertador Jesucristo nos lleva a ese mismo final: ¡¡¡el de ser libres y adorar al Creador!!!
e. “Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió”. ¡¡Qué gran privilegio poder ser el intercesor, el libertador!! Y que Dios mismo venga en una presencia especial al Monte Sinaí, listo para encontrarse con Moisés como un representante de toda la nación de Israel…. Seguramente Moisés tuvo miedo, preguntas, palpitaciones quizás. Así como cuando nos enfrentamos a lo nuevo, nos da esa adrenalina característica, Él se entregó en plena confianza de lo que iba a suceder. Quisiera que reflexionemos en esto: cuantas veces el Señor nos llama a Su presencia para poder darnos revelación, hablarnos sobre ciertos temas, manifestando Su poder, Su guía, pero dudamos... Quiera nuestro Dios que podamos accionar en fe sobrenatural, que podamos manifestar Su reino con prodigios y milagros, ¡propios de un Dios grande y poderoso!
Moisés conocía a Dios no solamente en los términos de este asombroso poder, sino también en los términos de Su bondadosa gracia. Hoy a través de Jesucristo tenemos entrada para con el Padre por Su gracia, y es en ese lugar, en la intimidad de Su presencia, en donde debemos despojarnos de nuestras estructuras religiosas, de todo el conocimiento previo que traemos, de “cómo debe ser”, para permitir que Sus manifestaciones obren a través de nuestras vidas, transformando la realidad no sólo nuestra sino de quienes tenemos a nuestro alrededor.
Oremos juntos...
“Señor Jesús… hoy, como parte de tu pueblo, decido renunciar a todo espíritu que se opone a Tu gloria, todo espíritu Religioso, a vaciar mi mente y corazón de mi sabiduría terrenal, permitiendo que lo nuevo de tu presencia, esa revelación fresca, venga a mi vida, para poder caminar en Tu diseño y manifestar Tu Reino. En tu nombre rompo toda cadena… rompo todo grillete que me ata al diseño diabólico que fue trazado en mi contra, levantándome en tu autoridad, resistiendo al diablo, revistiéndome de tu armadura, para alinearme a ese ejército que tienes en tu "Iglesia El Camino", ¡¡¡para avanzar en tu nombre!!! ¡Amén!”
Roxy Herrera