Sutilezas de engaño

DÍA SIETE: 
Como dijimos los días anteriores, reflexionando sobre Éxodo 17, los Amalecitas era un pueblo que constantemente estaba en guerra con el pueblo de Israel. Se oponían en todo… era un pueblo idólatra… Siempre querían impedir que el pueblo avance hacia la tierra prometida. Amalec quiso quitarle Refidim a los Israelitas, una vez que éste lugar tuvo agua.

Aquí podemos ver claramente las sutilezas del diablo en el tiempo escogido para el ataque… Siempre usa el mismo patrón… cuando el pueblo o el individuo está en pecado o con la guardia baja, satanás sabe que suponemos que Dios está enojado con nosotros, y que por tal motivo no nos está cuidando. Por supuesto que eso es falso, porque aunque nos equivoquemos, cometamos errores, y pequemos, si nos arrepentimos y nos reconocemos pecadores, El Señor siempre nos perdonará… Además, Su cuidado es constante aun cuando pecamos… y no permitirá que el enemigo concrete sus planes de destrucción sobre Su pueblo o sobre Sus hijos (salvo que, empecinadamente, queramos seguir por el camino de destrucción).

En estos días el espíritu de Amalec continúa robándonos las bendiciones, nuestros sueños, nuestra integridad, nuestra familia… está atacando a la iglesia de una manera repetitiva así como atacó al pueblo de Israel en el tiempo del éxodo. Pero si estamos alertas en oración, el Señor nos revela por medio de su Espíritu para que quitemos todo obstáculo que no nos permita el crecimiento espiritual.

¿Cómo derrotar a los Amalecitas que se levantan en contra del pueblo?

Recordemos que Amalec es una figura del mundo, de la carne, de los deseos fuera de la voluntad de Dios. Recordemos también que el espíritu de los Amalecitas no mata… solo quiere detener el crecimiento espiritual de las congregaciones (Destruye todo, y establece cautividad… pero no mata. Lo vemos en 1 Samuel 30:1-2).

En la actualidad el espíritu Amalecita lleva cautivas a muchas personas a diferentes vicios, o los lleva cautivos a depresiones, angustias, desánimo en su vida espiritual… No los mata… solo los detiene en su crecimiento espiritual.

Si Amalec es una figura del mundo, de la carne, de los deseos de la vieja criatura que aún mora en nosotros, ¡cuidado con ella! Cuidado, porque, si le damos pie para que viva, si la alimentamos y le facilitamos un lugar, ella cortará nuestra comunión y dependencia del Espíritu Santo, arruinará nuestra vida espiritual y nos hará desobedecer a Dios continuamente.

Cuidado con esos pequeños vicios, esos “bebés amalecitas” que acunamos en nuestros brazos con tanto cariño, pensando que podemos controlarlos y hacerlos siervos nuestros. ¡Cuidado!

¡Cuidado! porque esos pequeños hábitos o modos de comportarnos que no están de acuerdo con la voluntad de Dios, nos van enredando en una telaraña tan sutil que finalmente pueden anular nuestro crecimiento espiritual y aun hacernos perder nuestra corona de gloria.

Cuidado, entonces, porque, igual que al pueblo de Israel: “los que se queden serán como astillas en sus ojos y espinas en su costado. Los acosarán en la tierra que habitan…” (Números 33:55).

Cristo Jesús, con Su Obra de gracia a favor nuestro, nos ha dejado el poder suficiente para que seamos más que vencedores sobre estos enemigos. Luchemos día a día para pisotear nuestra naturaleza llena de deseos carnales y dar así lugar al Espíritu Santo para que trabaje en nosotros haciéndonos crecer en Su conocimiento y en una vida de santidad.

Ora ahora así:
“Padre celestial… hazme fuerte contra este enemigo. Yo me determino a no quitar los ojos de Ti… escucharé con atención Tus advertencias… seguiré de cerca las indicaciones de Tu Espíritu. No olvidaré que hay enemigos rondando mi vida, y que la intercesión constante no solo me advertirá de su presencia, sino también me dará la estrategia para vencerlos cada día. Espíritu Santo: ayúdame a mantenerme firme en la oración e intercesión cada día. Amén”.

Mónica Rojas